Para muchos, Irlanda es el país de moda entre los jóvenes europeos. Este país se ha convertido en los últimos años en un destino muy atractivo para aquellos que buscan una oportunidad laboral y, además, mejorar su destreza con el inglés. Todos hemos oido a alguien cercano decir que se ha ido a trabajar allí, que los sueldos son elevados, que el país goza de prosperidad y que es un destino en el que es fácil encontrar un empleo.
Pero, ¿son esas afirmaciones reales?, y de ser así, ¿cuál es la clave del éxito reciente de Irlanda?
Antes de nada vamos a conocer un dato de su historia económica reciente, y es que, tras la crisis de 2008, Irlanda tuvo que ser rescatada. Irlanda vivió una situación similar a la que vivimos en nuestro país a principios de la década pasada, con el agravante de ser intervenidos.
El rescate fue su punto de inflexión. Y aquí está la clave de su despegue económico, la liberalización de su economía y una política de atracción de capital extranjero. La bajada de impuestos (el tipo del Impuesto de Sociedades es del 12,5%), atrajo empresas y multinacionales que se instalaron en el país. Este fue el comienzo de su despegue económico. Pero este “despegue” no es tan real como se cree. Es cierto que la economía irlandesa ha cambiado su situación respecto a la crisis de 2008 y ha reducido su deuda, pero algunos datos no son un reflejo de la realidad del país celta. El indicador del PIB no es totalmente preciso, tal y como lo utilizan muchos, ya que la riqueza que generan las multinacionales no repercute en la misma proporción en la renta de los ciudadano del país celta.
Un ejemplo, para el año 2021, la renta per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA) se situaba en 62.700€, en cambio, la realidad era distinta, la renta per cápita disponible en PPA se situaba en 21.877€, niveles inferiores a la media de la UE.
El porqué de esta brecha es fácil de analizar, la riqueza que generan las multinacionales en el país, no repercute directamente en los ciudadanos irlandeses, en realidad, el gran beneficiado es el Estado irlandés, que ingresa unos importes que generan esas multinacionales en otros países de la UE.
Es cierto que hacer un análisis económico preciso del país celta tendría que hacerse de diferente manera al resto de países por la inexactitud de los indicadores económicos generalmente utilizados, aunque lo que es una obviedad, es el cambio que en Irlanda se ha producido. Los niveles de deuda pública han pasado del 120% del PIB a principios de 2014, al 44% del PIB a principios de 2023 (En España estamos en unos niveles actuales del 115%), ocupa el 24º puesto en el ranking de Doing Business (España el 31º) y el desempleo se sitúa en un 4,1% (España en un 11,7%).
En conclusión, Irlanda puede haberse convertido en el país del que todos hablan en Europa, pero su tan afamada recuperación se ha quedado a medias. Como he indicado poniendo algunos ejemplos, es un país atractivo para hacer negocios o para encontrar empleo, pero el nivel de renta es menor del que se dice. Aun así, el Tigre Celta es un buen ejemplo de políticas económicas que podrían llevarse a cabo en otros países como España.









